Se despertó rozando la luna, tapado hasta el cuello con las nubes de sus sueños. Apenas unos minutos antes, mientras aun volaba, era la persona más feliz del planeta, pero, al aterrizar forzosamente en la realidad, se había dado cuenta de lo desmedido de su fracaso. Ahora sabía que todo lo que quería solo aparecería en sus sueños, y que tras media vida luchando por ello, no consiguió nada.
Ha estado mucho tiempo persiguiéndose la cola, pasando por delante de las diversas salidas del laberinto, sin mostrar el valor necesario para cogerlas. Pero el viaje al fondo del abismo le ha hecho ver la inimaginable cantidad de cabezas rotas que ahí habitan. Ha tenido tiempo para analizar el panorama de este antro mientras cogía impulso, para volver a volar, porque de nuevo siente las fuerzas, para alcanzar lo mas alto, porque esta vez nada ni nadie podrá pararlo, para sentirse libre, porque no hay cadenas más allá del infinito.
Tu pones los limites del infinito.
CHARLES GOODMAN.
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